Fundada en 1855 por el pastelero personal de la reina María Cristina de Borbón, Dámaso Maza, oriundo de La Rioja, de ahí el apodo con el que se le conocía y que da nombre al establecimiento.
El fundador no tuvo descendencia por lo que el negocio pasó a mano de sus dos maestros pasteleros, que, a su vez, unieron en matrimonio a sus hijos para asegurarse la perpetuidad de la unión personal y laboral. Así se han mantenido durante siete generaciones hasta que los actuales propietarios, como pasó con Dámaso Maza, lo recibieron de sus jefes por falta de descendencia.